jueves, 20 de febrero de 2014

El silencio de los corderos (V)


"Regresa junto a la jaula justo a tiempo. Las alas del gran insecto se hallan elevadas sobre la espalda, ocultando y distorsionando sus diseños. En ese momento, baja las alas para cubrirse con ellas el cuerpo y el famoso dibujo aparece con absoluta nitidez. Una calavera humana, prodigiosamente ejecutada en el aterciopelado dorso, le contempla desde la espalda de la polilla. Bajo el cráneo sombrío de la calavera figuran los agujeros negros de los ojos y los prominentes pómulos. Debajo de ellos, una sombra oscura como una mordaza cruza la cara por encima del mentón. La calavera reposa sobre una peana, acampanada como la corona de una pelvis.
   Una calavera coronando una pelvis, dibujada en la espalda de una polilla por un capricho de la naturaleza."

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