"El tatuaje es como el matrimonio: sólo puede ir a peor.
Igual que el matrimonio. Cuando te lo pones, duele y cuesta dinero. Y cuando te lo quieres quitar, duele todavía más, y cuesta todavía más dinero.
La única diferencia es que lo uno te lo hace un pobre hombre que tiene que ganarse así la vida, y lo otro te lo hace un tatuador serio y respetable."
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