"Carla miró a su alrededor. La decoración de la iglesia era más vistosa y colorida de lo que ella estaba habituada a ver en las iglesias protestantes. Había más estatuas y frescos, más mármol, más doraduras, más leyendas y más cirios. Recordó que protestantes y católicos se habían enfrentado por trivialidades como esas. Qué extraño parecía que en un mundo donde era posible asesinar a niños alguien se preocupase por los cirios."
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