"Nadie era capaz de hechizar a su público como el abuelo, sentado allí, en el banco de madera, inclinado ligeramente sobre su bastón y mascando rapé.
- Pero ¿es eso cierto, abuelo? -preguntábamos pasmados sus nietos.
- Quienes sólo saben contar la verdad no merecen ser escuchados -contestaba el abuelo."
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