martes, 8 de octubre de 2013

El silencio de los corderos (I)


"- No me sucedió nada, agente Starling. Yo sucedí. No acepto que se me reduzca a un conjunto de influencias. En favor del conductismo han eliminado ustedes el bien y el mal, agente Starling. Han dejado a todo el mundo en cueros, han barrido la moral, ya nadie es culpable de nada. Míreme, agente Starling. ¿Es capaz de afirmar que yo soy el mal? ¿Soy la maldad, agente Starling?
- Creo que ha sido usted destructivo, lo cual para mí equivale a lo mismo.
- ¿Solamente la maldad es destructiva? Si las cosas son tan simples, según tal razonamiento las tormentas son la maldad. Y el fuego, que también existe, y el granizo. Los que así piensan lo echan todo en un mismo saco que lleva por nombre obra de Dios.
- Todo acto deliberado...
- Para entretenerme colecciono noticias de derrumbamientos de iglesias. ¿Se ha enterado del que acaba de producirse en Sicilia? ¡Maravilloso! Se desplomó la fachada aplastando a sesenta y cinco beatas que asistían a misa mayor. ¿Fue eso maldad? Si acordamos que sí, ¿quién la causó? Si Él está ahí arriba, créame, agente Starling, se regocija. El tifus y los cisnes, todo procede del mismo sitio."

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...